Pienso que el nombre es el primer regalito que uno le da a su hijo, claramente ni uno es porque si, sean como sean, de seguro hubo una dedicación o una historia para llamarlo. Para nosotros fue una intensa búsqueda para dar con el ideal, por mi parte no quería un nombre común (con todo el respeto que estos merecen) asíque todo fue cancha para pensar en uno, las circunstancias de la vida también ayudan, el nombre es una mezcla de sentimientos, colores, literalidad, formas y amor. Si me pidieran un consejo, yo diría que no hay que pedir opiniones, uno no le tiene que dar el gusto al resto, porque es un regalito que vienen desde el corazón de los padres y por a, b, o c motivo es solo nuestro tan intimo, como el acto de tenerlo guardado en nuestra panza, y claro de seguro muchos darán su opinión sin que se la pidamos (como es costumbre) y a lo mejor nos harán dudar, así que una vez que uno encuentra el indicado, hay que tomarlo y guardarlo como un tesoro, y luego ir compartiéndolo de apoco, con nuestros seres más queridos.
La cosa es que después de una enorme lista y buscar por aquí, por allá, de allá para acá, se apareció ante nosotros, no recuerdo como, simplemente lo tomamos sin dudarlo y dijimos, “ese es” sin más ni menos ya no tenia un bebe en la panza, si no que a nuestro hermoso hijo, León Gabriel, una mezcla de amor y casualidad, una personita que de seguro va a viajar mucho, y donde quiera que este llevará su nombre, conocerá a mucha gente en su vida y a él lo conocerán como León, el primer regalo de sus padres, un con mucha fuerza y valor, para que lo acompañe toda su vida, donde quiera que esté.